
Camareras de paso
Las cofradías de la Semana Santa andaluza tienen su origen en gremios y confraternidades bajomedievales y de la Edad Moderna, y por tanto un origen exclusivamente masculino; las procesiones y los ritos relacionados con ellas también lo eran, excluyendo a la mujer de los mismos.
El invento del puesto de camarera de paso trató de subvertir esa posición. Las camareras de paso realizaban un ritual en el que se quedaban a solas con la imagen de Cristo o la Virgen, generalmente una imagen de candelero, realizaban una oración y a continuación un ritual con relativa complicación en el que ponían las vestiduras de procesión sin, en ningún momento, dejar la imagen desnuda.
Las camareras conseguían así un espacio propio de devoción, pero a la vez consiguieron el permiso para poder salir en la procesión usando un traje, la mantilla tradicional, que incluye un velo.
Quizás no eran conscientes de que tanto en el espacio como en el ritual, como also en la iconografía que usaba el velo y llevaba el mismo luto de la "diosa" (la Virgen) entroncaban con una tradición milenaria. Pero sí eran conscientes de que vestir santos es un camino de empoderamiento femenino en áreas, hasta el momento, exclusivamente masculinas.