
Arreforas
Bienvenidos a un recorrido por el apasionante mundo del culto mistérico de vestir santos. Durante más de 2500 años la mujer ha preservado su poder y su dominio en la sombra para la intimidad de lo sagrado. En el diálogo personal con los dioses ha consumado su parcela de dominio y autoridad y el hombre, protagonista público y ejemplar guerrero, la ha dejado hacer en la sombra discreta de lo divino.
Hoy, después de casi tres milenios, el panorama no ha cambiado mucho. Como podemos comprobar en el panel contiguo, la confabulación con los dioses y el trato directo con los designios del mundo quedan bajo sus auspicios y son ellas quienes siguen vistiendo santos.
Ponemos el punto de partida en este bloque V del friso este del Partenón donde apreciamos con claridad las canéforas, que portan sobre su cabeza los cestos con las herramientas sacrificiales, y las arréforas que están doblando el peplo que con esmero han tejido durante todo el año para la diosa Atenea. Son dos o cuatro vírgenes, de siete a once años, elegidas por los arcontes de entre lo más granado de la sociedad ateniense para dedicarse a esta honorable tarea en el Arreforión y hoy es su día de gloria. Se celebran las fiestas Panatenaicas y lucen espléndidas la delicada obra de sus desvelos en la procesión que en honor de Atenea Polias ha partido del Cerámico, ha pasado por el Ágora y ahora sube hacia el Partenón. Después la fiesta continuará con los sacrificios de animales y el disfrute de las noches sin fin. Es verano,
El peplo que ofrecen a la diosa celebra el triunfo de los dioses en la Gigantomaquia, vence el orden sobre el caos. Ahora han de despojarse de sus túnicas blancas y entregar sus adornos de oro a la diosa antes de volver a reintegrarse a la sociedad. El rito de iniciación femenina ha concluido
Vamos a acompañar a estas mujeres en sus mágicos misterios a lo largo del tiempo. Vengan con nosotros.